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lunes, 17 de septiembre de 2012

Fábula: El Testimonio de un Marciano

Es todo y mucho a la vez.
Hoy el árbol amaneció sin hojas, sinónimo de desprendimiento.
Mi mente se elevó y se elevó hasta toparse con algo muy gigante.
Quedaron en duda el verdadero origen y el futuro que aún es incierto.

Erase una vez un rebaño con ovejitas, todas se escaparon y sólo quedó el cerco roto por la desesperación de los lanudos animales.
Luego el rebaño se inundó por el llanto que me dejó la soledad.
Para ese entonces ya lo había perdido absolutamente todo.
Mis huellas dejaron marcas en las personas que más quise, y el saber que huyeron  de mí me hizo sentir como el monstruo que azotaba a las ovejitas.

Fue ahí cuando mi mente se elevó y se elevó tal como dije al principio.
Comencé a flotar y vi mi cuerpo yaciendo ahí abajo…
Gracias a Dios vi la luz y volví a nacer. 
En  esta nueva  vida me tocó ser la oveja negra del rebaño, pero me escapé a tiempo y en el camino me encontré con muchas ovejitas negras iguales a mí.
La vida me hizo renacer en un mudo carnal lleno de pecado.
Pero me dio conciencia para saber en qué momento tomar el camino de la espiritualidad.
Me bañaron y dejé de ser la oveja negra. Quedé blanquita y libre de pecado.
Fue ahí cuando otra vez sentí que mi cuerpo flotaba y me vi desde arriba mientras seguía la luz blanca otra vez y nunca más volví a reencarnarme en el planeta Tierra.
Ahora soy de Marte y vivo sola.
Pero los humanos de la Tierra insisten en buscarme y mandan navecitas en busca de vida, pero nunca se dieron cuenta que yo estaba ahí, así que se regresaron diciendo decepcionados:
-          Vámonos de acá, no hay nadie.

Me quedé sola otra vez y mi llanto ya no inundó un rebaño, sino inundó MARTE.
Así que otra vez comencé a flotar y flotar y vi mi cuerpo desde arriba siguiendo esa luz maravillosa.
Volví a nacer y me convertí en un pez.
Un pez que nadaba solo en Marte…
Lo más triste es que cuando parecía que estaba evolucionando, terminé involucionando por los pecados que arrastraba del pasado.
Entonces le pregunté a la luz:
-          Luz, qué hice para merecer esta humillante involución?

Y la luz me respondió:
-          Pastorcita que luego fuiste oveja negra, luego extraterrestre y ahora pez. El error que cometiste cuando ya habías evolucionado fue el no haberte dejado descubrir. Por esa errónea acción fue que un grupo de humanos fracasó. La decisión estuvo en tus manos porque tenías conciencia. Así que por eso involucionaste para que de tus errores aprendas.

MORALEJA:
Todos los seres humanos tenemos virtudes y dones. Esto nos hace ser seres muy especiales, y si la naturaleza nos entregó estos regalos, son para compartirlos con la humanidad.
La vida nos regala dones para utilizarlos y así poder hacer el bien en la tierra, si no dejas que te descubran o tú mismo no te descubres, el mundo se perderá del ser estupendo que eres y estarías llevando una vida incorrecta por no aprovechar tus virtudes haciendo el bien.

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