Abatida por el terremoto ocasionado por la bulla de una construcción,
La grabadora humana no dejaba de responder llamadas.
- A la tercera te cuelgo – le dijo.
A la espera de aquella voz cálida y suave; tranquila y varonil.
A la espera desde que nació
Siempre llega y luego se va.
A la espera, “de lo que ya llegó”, porque no es como una canción que se pueda reproducir tantas veces…
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