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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Entonces qué?

¿Entonces qué?

Me preguntaba qué pasa cuando dos sensaciones distintas se vuelven una sola.
¿Qué pasa cuando disfrutas y sufres al mismo tiempo?
Se aproximan dudas entonces…
Se vuelven una porque nacen de un mismo interior, de una misma alma y de un mismo cuerpo.
… Nacen de mí.

Todo ocurrió luego de una friolenta noche llena de extrañas novedades.
Era más bonito que una cantina de los 50´.
Era cálido y suave.
Tenía lo necesario como para decir que me cansé del autocontrol, de pronto se abrió la jaula, cayeron las llaves al suelo rocoso y fue hora de ir a casa.
¿Entonces qué? ¿Salimos mañana?

Después de oír aquella pregunta, mi mirada se fijó en la línea recta del sendero que estaba frente a mis ojos. Sin girar el rostro ni medio milímetro, cogí la botella de cerveza con la mano derecha, le di un gran sorbo como para pensar en algo y hacerla larga. Luego pasé el trago bruscamente como quien pasa saliva cuando oye una locura y luego se atora. Pasé el sorbo moviendo la cabeza para ambos lados como señal negativa, siendo en realidad una respuesta “afirmativa”. Levanté la mirada, giré el rostro y tomando una gran dosis de aire supliqué con un gesto cambiar de tema.

Fracaso y cobardía ante “el valor de la verdad”.

…Y esa no había sido la pregunta del premio mayor, pero no importa porque siempre la salida será decir "aun no diré nada".

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