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jueves, 3 de noviembre de 2011

A robarle su casita

Seguía esperando que la cuculí baje para mostrarte sus pobres encantos.
Quería mostrarte como se alimentan en el malecón.
Se alimentan con el maíz de la mano que te acaricia cuando no quieres cazar.
Se alimentan de la mano enamorada que se vuelve tu cómplice cuando quieres matar.

A regar el mar, a regar las olas.
A volar todo el día, que la noche es para amar.

A comer las palomas, a matarlas en su vuelo.
Triste funeral en un pozo “gastritero”.

Una casita de maíz, un nido sobre el árbol.
A robarle su casita, que pronto serán nuestro estofado.

Al infiero caeremos, pero yo me lavaré.
Me lavaré las manos porque yo nunca las maté…

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